El caza Marut HF-24… ¿fue el Pulqui 3?

El caza Marut HF-24... ¿fue el Pulqui 3?

INICIO / ARTICULOS / HISTORIA – Por Alejandro Franco – Contáctenos

En la foto, el caza Marut HF-24. Este fue el segundo caza jet que Kurt Tank, el padre del Pulqui II, diseñó después de la Segunda Guerra Mundial. Aunque el género de Historia Alternativa pertenece a la ficción, no sería muy disparatado imaginar al Marut como lo que hubiera sido la tercera versión del Pulqui si Tank se hubiera quedado en Argentina y el gobierno de turno hubiera seguido apoyando el desarrollo de un caza de producción nacional. Las condiciones de desarrollo del Marut fueron bastante parecidas a las que Tank tenía en Argentina bajo el gobierno de Perón. Falta de infraestructura y tecnología, burocracia estatal, complicaciones geo políticas con países extranjeros que vieron con recelo cómo un país subdesarrollado quería fabricar un caza de avanzada y, por ello, le negaron el acceso a la tecnología necesaria para terminarlo. El Marut nunca alcanzó a desplegar todo el enorme potencial marcado por sus objetivos iniciales pero, al menos, llegó a la producción en masa y hasta sorprendió a la hora de entrar en combate, generando resultados inesperados.

Esta es la historia del caza indio Marut HF-24… o de lo que, muchos consideran, podría haber sido el Pulqui 3.

Kurt Tank, la India y una situación política explosiva

Cae Perón en 1955 y la Revolución Libertadora se dedica a desarmar la inmensa mayoría de los proyectos creados por el gobierno peronista. Entre todos ellos se topan con el Pulqui II, el cual está a mitad de desarrollo. Es costoso avanzar con el proyecto y la idea de que un ingeniero de pasado nazi esté a cargo no satisface a nadie. A Tank y todo su equipo lo despiden sin miramientos y los alemanes son forzados a dejar el país. La mayoría de los técnicos que trabajaban con Tank abandonan al alemán y se van a Estados Unidos en busca de un horizonte más tranquilo y estable políticamente; la industria aeronáutica norteamericana están en pleno período de expansión por la proliferación de los cazas jet y los aviones de pasajeros con motores a chorro, así que están más que deseosas de contratar a gente con experiencia en el rubro . En cambio a Tank lo llaman de la India. Los indios han visto lo que ha hecho con el Pulqui II y están muy apurados con desarrollar un caza de producción nacional. La cosa es simple: las fronteras de la India estaban en peligro, ellos precisaban una fuerza aérea eficiente de manera urgente y, por otro lado, las potencias extranjeras estaban interfiriendo en la militarización del país. No quieren que la India sea una potencia regional y termine por desestabilizar la región.

Para entender la urgencia de la India es necesario comprender su largo, complicado y doloroso proceso de independencia. La India fue colonia británica desde 1858 y, como tal, se vieron obligados a participar junto a los ingleses en la Segunda Guerra Mundial, especialmente en los conflictos localizados en el sur de Asia donde se enfrentaron al ejército japonés. Cuando terminó la contienda los indios reclamaron su derecho a la independencia a cambio de semejante sacrificio. Después de todo ya habían adquirido experiencia de campo en la guerra así que, sin muchos problemas, podían lanzarse perfectamente a una revuelta civil en contra de los colonizadores británicos que eran minoría. La presencia de Mahatma Gandhi evitó que esto se transformara en un río de sangre aún mayor de lo que fue, aunque de todos modos ocurrieron refriegas durante el proceso de rebelión india.

La Partición de la India - 1947

La convivencia entre hinduistas y musulmanes ya era muy difícil antes de la llegada de la independencia en 1947. Los ingleses organizaron un masivo éxodo interno a través de la saturada red de trenes, mudando a los musulmanes al noroeste y noreste de la India, en donde eran mayoría, y rescatando a la minoría hinduista de esas regiones. Este proceso, conocido como la Partición de la India, terminaría dando tres estados independientes: India (hinduista) y Pakistán (musulmana). La tercera región, ubicada al noreste de la India, intentó ser administrada a distancia por Pakistán pero resultó imposible y, con el tiempo, dio a luz al estado de Bangladesh. Y ni bien se obtuvo la independencia y se declararon las fronteras, la rivalidad entre indios y pakistaníes convirtió a la región en un hervidero político y religioso en donde las refriegas limítrofes eran constantes.

La India obtiene la independencia el 15 de Agosto de 1947. Sin embargo hay un problema enorme: su población está dividida radicalmente por sus creencias religiosas. Aproximadamente un 80% de la población es hinduista, y un 15% es musulmán. Hinduistas y musulmanes no pueden convivir en el mismo territorio o se correría el riesgo de una guerra civil, así que se lleva a cabo un proceso que se lo conoce como la Partición de la India y que es manejado mal por los colonizadores ingleses. El problema es mucho más complejo de lo que parece a simple vista. Los indios musulmanes están radicados en dos zonas diferentes, ubicadas al occidente y al oriente de lo que va a ser el estado indio hinduista. Aunque esas dos zonas están separadas por más de 2.200 kilómetros, funcionarán como un estado único llamado Pakistán. Y aunque la mayoría de los musulmanes están en el Pakistán oriental (hoy, llamado Bangladesh), los que llevan el mando son los pakistaníes del sector occidental. Como el proceso de parto de Pakistán y la India es simultáneo, se producen masivos desplazamientos de gente a las apuradas. Los musulmanes deben abandonar la India a las corridas y el proceso es tan desordenado y caótico que termina en cientos de miles de muertos, amén de dejar heridas de nacimiento entre ambos países que serán imposibles de sanar.

Pero la región es un polvorín y no pasan tres meses antes que pakistaníes e indios entren en batalla. La Guerra Indo-Pakistaní se desarrolla entre Octubre de 1947 y Diciembre de 1948. La causa es una disputa de fronteras, especialmente por la región de Cachemira. El fin del conflicto no termina de apaciguar las aguas, así que los indios viven una hipótesis de guerra de manera real y permanente.

Allí es cuando entra en escena Kurt Tank. La India tenía una pequeña fábrica de aviones (la HAL, Hindustan Aeronautics Limited) que hacía mantenimiento a aeronaves británicas y hasta habían desarrollado un pequeño avión de entrenamiento, el HAL HT-2. Pero precisaban cazas de combate, más considerando que las fronteras indias estaban plagadas de montañas y la potencia de una fuerza aérea efectiva podía dar vuelta el curso de una batalla que, de otro modo, podría extenderse durante meses o años con milicias de ambos bandos atrincheradas en los acantilados.

El problema era que la India era una nación superpoblada, pobre y carente de infraestructura industrial. En 1948 la región indo pakistaní estaba conformada por 400 millones de indios y 100 millones de musulmanes pakistaníes. Por si la presencia musulmana no representara suficiente amenaza, India comparte más de 2.600 kilómetros de frontera con la China comunista de Mao Tse Tung, cuya influencia enrarece el clima de los países de la región. Tal era el ambiente que India y China terminarían enfrascados en una guerra en 1962.

Pero desarrollar un caza desde cero no era nada fácil. Para colmo el gobierno indio había estipulado que el nuevo avión debía cumplir una serie de objetivos que iban de lo excesivamente ambicioso a lo directamente irrealista:

  • Debía ser un caza multipropósito o polivalente. Funcionar como interceptor a altas altitudes y como bombardero de baja altitud.
  • Debía alcanzar una velocidad de Mach 2, algo que ningún caza en el mundo había podido lograr en ese momento (principios de los años 50) y que solo se lograría con la aparición del Starfighter F-104 en 1958.
  • Debía alcanzar una altura de al menos 18 kilómetros, y poseer un rango de autonomía de 800 kilómetros.
  • También debería existir una versión con doble cabina para entrenamiento.
  • Por último debía funcionar como caza naval de manera de poder utilizarlo en el portaaviones Vikrant, adquirido a los británicos en un proceso que terminaría en 1961.

Cuando Tank aterriza en la India en 1956, se da cuenta que el país carece de las más mínimas herramientas para poder llevar a cabo semejante emprendimiento, así que aconseja la construcción desde cero de toda la infraestructura necesaria. Esto supone hangares donde armar los prototipos, construir pistas de aterrizaje aptas para jets, importar maquinaria, entrenar pilotos, desarrollar procedimientos de fabricación. De su equipo sólo quedan 17 miembros, sus empleados más fieles desde la aventura argentina del Pulqui. Mientras espera que la burocracia india se ponga en marcha y le consiga lo solicitado, el equivalente a construir un complejo militar industrial desde cero, Tank se pone a capacitar personal técnico en la HAL.

Comienza a materializarse el Marut

Tank recién logra ponerse a trabajar en el caza en 1957. Mientras tanto cuatro de sus ingenieros han renunciado ya que consideran al proyecto inviable por el tamaño de los desafíos que presenta. El caza recibe el nombre de Marut, que significa Espíritu de la Tempestad. En dos años Tank y su equipo logran hacer un prototipo en madera, un planeador que utilizarán para probar las capacidades de vuelo del avión. El planeador es remolcado por un Douglas Dakota DC3, ya que Tank carece de túnel de viento para testear la aerodinámica y estabilidad del modelo. 86 vuelos de prueba se realizan en esos años.

Las presiones del gobierno indio son enormes. Ellos ya disponen de una flota de Hawker Hunters británicos, los que arañan la velocidad de Mach 1. Por contra Pakistán tiene una flota de F-86 Sabre norteamericanos que tienen velocidad similar pero son más ágiles en el combate cara a cara (dogfight) y son muy buenos como bombarderos.

El avión comienza a construirse en 1960. En 1961 hizo su vuelo inaugural y en 1962, con todos los detalles técnicos pulidos, comenzó a producirse en serie. Se veía futurista y disponía de algunas opciones innovadoras. Era altamente maniobrable. Disponía de dos motores y, si uno de ellos fallaba o era dañado, podía seguir volando con el restante. Tenía cuatro ametralladoras de 30 milímetros que podían disparar 1.400 rondas por minuto. Podía llevar 50 cohetes tipo Matra del tipo no guiado. Las alas reforzadas tenían cuatro puntos de contacto donde podía adosar tanques de combustible extra o 1.800 kilogramos de peso en bombas. Incluso el costo de producción era muy bueno: 800 mil dólares de la época.

Un avión super moderno… dotado de motores antiguos

Pero el Marut tenía una falla vital en el diseño, y era que no disponía de motores capaces de llegar a Mach 2 tal como lo había requerido el gobierno indio. El diseño inicial contemplaba albergar un par de motores British Siddeley Orpheus 12, los que se estaban construyendo en aquel momento en Gran Bretaña para potenciar el caza liviano Gnat Mark II. Pero como éstos no estaban terminados, tuvieron que usar unos viejos motores Orpheus 703, los que daban un 44 por ciento menos de potencia que los Orpheus 12 y carecían de quemador trasero. Los Orpheus 703 potenciaban a la versión I del Gnat, la cual la India estaba armando en aquel momento para obtener experiencia en la fabricación de aviones; pero el Gnat I era liviano, inestable, difícil de manejar, así que terminó siendo relegado a funciones suplementarias de entrenamiento.

Por supuesto poner un motor que ni siquiera llegaba a Mach 1 no le hizo ninguna gracia a la fuerza aérea india. En la práctica el Marut era ligeramente superior a los Hawker Hunters que ya tenía. Sin embargo en 1961 el gobierno indio decidió seguir adelante y encargar una flota de Maruts, comenzando con un pedido de 60 y llegando a completar 147 unidades durante el tiempo que estuvo en producción, pero nunca alcanzando los 214 originalmente planeados. Por el otro lado los británicos cancelaron el Gnat Mark II y por ende el desarrollo de los Orpheus 12, lo que dejó a la India huérfana del motor supersónico que tanto anhelaba. En un acto de viveza los británicos le ofrecieron a la India la transferencia de tecnología y planos de los motores Orpheus 12 y los Gnat Mark II a cambio de un millón y medio de Libras, una cifra disparatada que los indios rechazaron de inmediato. Ya habían gastado una fortuna en el desarrollo de la infraestructura que precisaba el Marut, y esto representaba un costo extra que nunca había sido contemplado.

Así que el supersónico Marut quedó castrado y terminó siendo un caza subsónico. Tank salió a buscar motores supersónicos por todos lados pero lo que encontraba no lo dejaba satisfecho. Los soviéticos le ofrecieron los RD 9 pero eran tan complejos que precisaban una tarea enorme de ingeniería para adaptarlos al avión, amén que solo llegaban a Mach 1.4. Para colmo Pakistán había comenzado a recibir Starfighters F-104, los cuales sí llegaban a Mach 2.

Los otros motores que había en la mesa eran los franceses ATAR 9 que potenciaban los Dassault Mirage y Super Etendard de la época. Tenían capacidad de sobra pero los indios, por alguna razón inexplicable, rechazaron la oferta.

Entra Egipto en escena

Por último Tank entró en conversaciones con Egipto, los cuales estaban intentando crear su propio caza de producción nacional y tenían su propio ingeniero alemán de pasado nazi: Willy Messerschmitt, el padre del ME 262, el primer caza jet de la historia. Messerschmitt reclutó al ingeniero Ferdinand Bradner para construir un motor jet desde cero con capacidades supersónicas. Bradner había sido capturado por los soviéticos al final de la guerra y estuvo trabajando en sus aviones pero el ingeniero pudo escapar del URSS, primero cruzando a Austria y después viajando a Egipto. Cuando Bradner se enteró del Marut le propuso a los indios una alianza de manera de compartir los costos y desarrollar ambos países el mismo avión. Para ello le solicitaron a la India un par de Maruts, el equipo técnico y un par de pilotos de pruebas, los cuales escaseaban en Egipto para hacer los testeos necesarios. En 1966 aviones y técnicos desembarcaron en el país árabe y probaron el motor de Brandner. El problema es que, poco tiempo después, las tensiones entre Israel y el mundo árabe explotaron. Los árabes bloquearon el acceso de los israelíes al Mar Rojo  y lanzaron sus tanques hacia la frontera; la respuesta israelí fue lanzar un ataque preventivo que aniquiló el 90% de la aviación egipcia mientras estaba apostada en tierra. La Guerra de los Seis Días de 1967 terminó por arrasar los avances que Bradner y la gente de la HAL había obtenido, e incluso uno de los prototipos Marut fue destruido en el ataque.

El primer ministro indio Jawaharlal Nehru (centro, de blanco) junto a Kurt Tank (derecha) viendo un vuelo de prueba del Marut HF-24

El primer ministro indio Jawaharlal Nehru (centro, de blanco) junto a Kurt Tank (derecha) viendo un vuelo de prueba del Marut HF-24

El equipo indio salió de apuro de Egipto y no pudo capitalizar los avances técnicos. El desarrollo conjunto del Marut se cayó ya que Egipto se vió obligada a comprar aviones de manera urgente y no podía seguir invirtiendo en el lento desarrollo de un caza autóctono. Terminaron adquiriendo una flota de Migs 21 de mano de los soviéticos y cancelaron el proyecto.

Para ese entonces el Marut ya era un avión anticuado. Carecía de aviónica de última generación, no tenía capacidad supersónica, no podía disparar misiles guiados por el radar… cosas que ya tenía el F4 Phantom norteamericano que había aparecido en 1960. El fracaso de la aventura egipcia desbordó a Tank, que en 1967 decidió volverse a Alemania.

El Marut demuestra su versatilidad en combate

Aún cuando a fines de los 60 el Marut era obsoleto, y la fuerza aérea india disponía de aviones más capaces como el Mig 21 y el Sukhoi 7  – los cuales compraron de apuro a los soviéticos cuando tuvieron una refriega con China en 1962 -, el caza de Tank tuvo su oportunidad para mostrar sus quilates. Esta llegó en 1971 cuando el Marut fue desplegado en la Guerra de Liberación de Bangladesh, la que era Pakistán Oriental hasta ese entonces. Allí el Marut atacó tanques, tropas y puestos de artillería con un desempeño excelente. No solo soportaba gran cantidad de daño, sino que tenían una tasa de supervivencia muy alta. Cuando los controles hidráulicos fallaban, el avión retornaba a un sistema de control mecánico, amén del sistema de Tank de usar dos motores independientes. Incluso el mayor Bakshi, As de la aviación india, se dió maña para derribar un F-86 Sabre pakistaní en un duelo mano a mano, el cual era un caza de performance muy superior al Marut.

El Marut también se lució en la Batalla de Longewala en la Guerra Indo Pakistaní de 1971. Pakistán atacó un puesto fronterizo indio débilmente defendido con una fuerza masiva compuesta por 3.000 tropas y 40 tanques. Las fuerzas militares indias resistieron como pudieron los embates hasta que llegara el amanecer, momento en el cual los Maruts incursionaron y arrasaron las fuerzas invasoras. Pakistán perdió 36 tanques y murieron 200 soldados, y las tropas remanentes debiendo retirarse a las corridas.

Aún con su fama de anticuado y obsoleto el Marut tuvo una tasa de supervivencia excelente. El último Marut fue retirado de servicio en 1990.
Curiosamente la India insistiría con el desarrollo de un avión de producción nacional en el segundo milenio, dando a luz el HAL Tejas en el 2001, un caza de cuarta generación. Pero como el Marut fue repudiado a fines de los 60s y los desarrollos autóctonos se congelaron por cuarenta años, el proyecto del Tejas tuvo que empezar de cero ya que no quedaba nada de la época de Tank, ni técnicos ni expertise, que pudiera utilizarse para producir el nuevo avión.

Conclusión

A Kurt Tank le llevó 11 años materializar el Marut. Era un caza plagado de ideas formidables pero las potencias occidentales atentaron en su contra al retacearle el acceso a los motores supersónicos que precisaba. Quizás esto es lo que hubiera pasado si Tank se hubiera quedado en Argentina, la Revolución Libertadora le hubiera otorgado fondos y años de desarrollo, y el alemán hubiera creado una tercera versión del Pulqui basada en los errores y el aprendizaje de la versión anterior. Pero ésa es una pregunta que sólo se puede responder con conjeturas, y cuya verdad nunca terminaremos por conocer.