Le hemos dado demasiado poder a China

Le hemos dado demasiado poder a China

INICIO / ARTICULOS / NEWS & OPINION – Por Alejandro Franco – Contáctenos

Enemigos del Mundo Libre. Un viejo epíteto que data de la época de la Guerra Fría. Tiempos en donde los enemigos estaban declarados – URSS versus Estados Unidos, con el Resto del Mundo en medio de ellos dos – y todo era blanco y negro.

Pero si la URSS era el enemigo declarado, China era el enemigo silencioso. Después de todo estamos hablando de un debate entre Democracia y Comunismo, la Libertad versus el cercenamiento de derechos, la censura y los ciudadanos bajo vigilancia del Estado.

En algún momento los norteamericanos han perdido el punto de vista que el Comunismo es la antítesis de la Democracia, y han comenzado a hacer negocios alegremente con los chinos. Es posible que esa falsa sensación de seguridad haya venido después de la Caída del Muro de Berlín, en donde la Unión Soviética se disolvió y uno esperaba que el efecto dominó afectara a los regímenes comunistas mas conocidos – Cuba y China -. Cuba nunca fue un jugador global, es una nota al margen de la historia cuya mayor importancia es plantarse como una afrenta a escasos kilómetros de la costa norteamericana. Pero ¿por qué los estadounidenses han subestimado a China?. ¿Por qué, de pronto, todo el mundo fue a fabricar productos a China?.

Porque se trata de una mezcla de Capitalismo Salvaje y Amoralidad Comercial. Porque para que el Mundo Libre (expresión anticuada si las hay) disfrute de sus lujos, conforts, chiches tecnológicos, es necesario que éstos sean producidos en lugares donde hay salarios magros, no existen los sindicatos, hay explotación laboral… y eso es lo que se da en los países comunistas.

Esto no se trata de una perorata política. Occidente ha alimentado un monstruo y ahora debe plantarle cara frente a la criatura creada. Casi todas las notebooks y celulares que existen en el mundo son fabricados / ensamblados en China. Volvo considera seriamente fabricar sus autos en suelo chino ya que, producirlos y traerlos desde el otro lado del mundo, les resulta mas barato que hacerlos en Suecia. En los 70s China era un fabricante masivo de productos mediocres que la gente despreciaba o compraba en caso de última necesidad ya que su calidad era cuestionable. Hoy, vaya a cualquier tienda de electrónicos y vea si hay algo en el establecimiento que no esté producido en China, sin importar que la marca que exhiben en la chapa sea japonesa, alemana o estadounidense.

Por supuesto China ha invertido billones para convertirse en una paraíso industrial de costos bajos y formidable infraestructura. Y los capitales occidentales, dispuestos a cualquier sacrilegio con tal de rebajar costos y maximizar ganancias, han abrazado masivamente la oferta china. Y todo eso nos ha llevado a este momento de la historia. China y Estados Unidos están en un enfrentamiento silencioso que va a tener consecuencias en el corto plazo pero, mientras tanto, despachamos piezas de alta tecnología a un país que está atrasado tecnológicamente y que, lo primero que hace, analiza al detalle cada elemento tecnológico occidental para ver si puede replicarlo.

El caso mas obvio es el de los procesadores y chip gráficos. China no está en condiciones de replicarlos (aún) con tecnología nativa, pero Occidente le manda millones de muestras todos los años para que ellos las copien. ¿Acaso pensaban que esta gente iba a ensamblar notebooks sin ver qué tienen adentro?. Si los procesadores chinos autóctonos están atrasados, sólo es cuestión de tiempo que estén a la par del nivel de AMD, Intel… o incluso NVIDIA. China tiene billones de dólares que le sobran, universidades gigantes que producen científicos a mansalva, y un deseo imposible de camuflar de retar el poderío de Estados Unidos en el terreno intermedio, comenzando por los países del Tercer Mundo.

Taiwán es la principal fábrica de microprocesadores del mundo. Es el equivalente de Cuba frente al gigante chino. Su capacidad litográfica es la envidia de los chinos. La invasión rusa a Ucrania sólo ha calentado la cabeza de los dirigentes chinos sobre el reclamo de propiedad de la isla taiwanesa – sólo debe existir una única China -. Apoderarse de Taiwán está al alcance de la mano y, con ello, el control de tecnología vital para la producción de microprocesadores. Si, China quizás quiera ser el rey del mercado informático y que las únicas notebooks que se usen a nivel mundial sean de marca china con tecnología china (apropiada)… pero en realidad la guerra por los microprocesadores tiene otro significado más obvio y se trata de tener tecnología militar de avanzada. ¿De qué sirve producir un microprocesador criollo de 128 núcleos y 42 nano milímetros cuando a unos kilómetros de distancia producen chips más potentes y con tecnología de 4 nano milímetros?.

Procesadores más rápidos, potentes pequeños. Chips gráficos… no para que la población china tenga videojuegos más bonitos, sino para el desarrollo avanzado de Inteligencia Artificial, sistemas inteligentes de defensa y ataque, incluso ciberterrorismo.

¿En qué momento Estados Unidos se volvió tan miope de dejar que el enemigo tenga acceso a su tecnología de punta?. O, mas absurdo aún: ¿en qué momento Estados Unidos decidió enriquecer a su principal rival en el mundo?. Porque Rusia podrá fanfarronear porque tiene ojivas nucleares, pero su economía es pequeña – no mayor que la de Texas -, tiene un atraso tecnológico importante y sólo produce gas y petróleo. Pero China es gigantesca, tiene todo el dinero del mundo, son mucho mas astutos y están lanzados a establecer su bandera – por conquista o influencia – en el resto del mundo, en especial en los países pobres. China se ha despertado, y ahora Estados Unidos no sabe cómo camuflar el histórico y gigantesco error que ha cometido. ¿Mudar la producción a la India?. De acá a que puedan poner en marcha eso ya será demasiado tarde. Estados Unidos es víctima de su propia decadencia – cada vez es más caro producir dentro de USA -, así que recurre a países tercermundistas para producir los bienes de lujo que alimentan su estilo de vida – desde ropa deportiva hasta autos, desde celulares hasta computadoras y electrodomésticos -. El error fue considerar que China era “tercermundista”, cuando en realidad estaban estudiando a su enemigo, investigando todos sus secretos tecnológicos, haciendo ingeniería inversa e invirtiendo las enormes sumas de dinero recibidas por ser el principal fabricante del mundo para crear su propio imperio y plantarle cara a Estados Unidos por la disputa ideológica y las zonas de influencias del mundo que nos rodea.